Garabandal sigue siendo un lugar de peregrinación para muchos católicos de todo el mundo
San Sebastián de Garabandal es una pequeña aldea rural situada en la sierra de Peña Sagra, en Cantabria, España. Su historia reciente está intrínsecamente ligada a una serie de eventos religiosos que la hicieron mundialmente conocida a partir de la década de 1960.
Antes de las supuestas apariciones, Garabandal era una comunidad modesta de unas 300 personas dedicadas principalmente a la agricultura y la ganadería. La vida era sencilla y marcada por las tradiciones rurales. La parroquia de San Sebastián, una iglesia del siglo XVII, era el centro de la vida religiosa del pueblo.
Todo cambió el 18 de junio de 1961, cuando cuatro niñas del pueblo: Conchita González, Jacinta González, Mari Loli Mazón y Mari Cruz González, afirmaron haber tenido una aparición del Arcángel San Miguel. Poco después, el 2 de julio del mismo año, dijeron haber visto a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen del Carmen.
Estas supuestas apariciones continuaron de forma intermitente hasta el 13 de noviembre de 1965, atrayendo a miles de peregrinos, curiosos y también a miembros del clero y médicos que buscaban comprender los fenómenos. Las niñas entraban en éxtasis, durante los cuales se decía que recibían mensajes de la Virgen.
Los mensajes transmitidos durante estos éxtasis hablaban sobre la necesidad de oración, sacrificio, penitencia y conversión, alertando sobre una posible «advertencia», un «gran milagro» y un «castigo» si la humanidad no cambiaba su rumbo. Conchita González fue la principal vidente y la receptora de los anuncios de estos futuros eventos.
La Iglesia Católica, a través del Obispado de Santander, inició investigaciones para determinar la autenticidad de las apariciones. Sin embargo, hasta la fecha, no ha emitido un juicio definitivo sobre su carácter sobrenatural. A pesar de ello, Garabandal sigue siendo un lugar de peregrinación para muchos católicos de todo el mundo.
La historia de San Sebastián de Garabandal es, por lo tanto, la historia de un pequeño pueblo que se vio inmerso en un fenómeno religioso de gran alcance, generando debate, fe y esperanza en muchas personas, mientras la Iglesia mantiene una postura de cautela y estudio. La figura central de Conchita González, quien vive actualmente en Estados Unidos, sigue siendo clave para comprender y recordar estos acontecimientos.